Joana Raspall

Estimo les lletres
que formen els mots,
els llavis que els diuen,
i el cor que els entén…
perquè als mots hi ha
l’anima

de tota la gent

Detente un punto, pensamiento inquieto

Detente un punto, pensamiento inquieto;
la victoria te espera,
el amor y la gloria te sonríen
[...]
Rosalía de Castro

martes, 13 de enero de 2015

La sustancia interior, Lorenzo Silva

"La sustancia interior" no estaba ni de lejos entre mis preferencias. Pero como me suele pasar, soy incapaz de no acabar un libro que me deja alguien, para quien sí importa algo. Sin ninguna duda, es un buen libro.  Sorprendente, entretenido, nada que ver con lo que acostumbra a escribir el autor. Y lo digo desde el convencimiento. Es el tipo de libro donde quien no está a la altura  puede que sea yo.


De entrada, es a primera vista el típico que yo dejaría para otro momento. Cualquier otro momento  que seguramente no llegaría nunca. Hasta me avergüenza reconocerlo.  Incluso esforzándome o leyendo algunos pasajes lo hubiera dejado. Lo hubiera descartado seguro. Ya digo que no estoy a la altura. 


Pasó que soy de leer hasta la composición de los productos envasados mientras cocino.
Pasó que no pude decir que nó.
Pasó que a mí dejarme un libro sin pedirlo es como hacerme un regalo.
Pasó que tuve que agradecer   la buena voluntad y buscar alguna excusa para ganar tiempo. Ganar tiempo con un librillo que me lo podría haber leído en cuatro ratos, y que de repente me parecía una enciclopedia.


Pasó, que soy de naturaleza cotilla. "Filomeno a mi pesar", para decirlo claramente.  Se me antoja, que saber lo que le gusta leer a alguien, dice más de la persona,  que lo pueda decirme en toda una tarde.
La sustancia interior, de Lorenzo Silva. El libro que seguramente nunca habría empezado y el que está ya,  por derecho propio,  entre los que no presto.









viernes, 9 de enero de 2015

Los nudos de los nudillos

Con lo alegre que está la feria
y ya ni paseas
 tu cinturilla y el resto.
Y eso que han puesto
música de organillo
y pintan caricaturas!
Bendita locura,
puestos a elegir
yo azúcar en las rosquillas.


Te cuento:
los buenos con los buenos
los demás,  pluralidad
¡Como Dios manda!
Que lo ateo no quita
ni la intención ni las ganas,
de soñar bajo la falda,
ni lo cortés evita
que Adán fuera él
y ella Eva.


Sueltos los duelos
y el cabello bien sujeto
con las horquillas.
Envueltos
el tul, la seda y la lana
¡Toda la fiesta un enredo!,
Con lo que te gustan


Y a la vuelta,
ni visitas ni llamas.
Sigues igual de canalla.
¡Con lo poco que cuesta
una tuesta o una muesca!


Yo que por ti bebería
el agua sin bendecir
y hasta capaz sería
de apostarme los nudillos.
Y me juego un estribillo
a que los pierdo.