Me preocupan las cosas cotidianas. El instante
en que la tarde se para por un beso.
Ese segundo en el que un hombre encuentra la tristeza agazapada entre cifras oficiales. O ese roce de una piel que se somete a una caricia.
No sé de grandes cosas.
Y hasta ignoro lo que vale tu boca a precios de mercado. Ni siquiera sería capaz de calcularte en términos de euribor el porcentaje exacto de mordiscos que me tocan esta noche.
Me parece, mi amor, que están las cosas jodidamente mal. Así que ahora, vencido y cautivado por tus labios, me entrego a la derrota y abro nueva hipoteca a tu nombre y si es posible con vencimiento eterno entre tus piernas.
Rodolfo Serrano
en que la tarde se para por un beso.
Ese segundo en el que un hombre encuentra la tristeza agazapada entre cifras oficiales. O ese roce de una piel que se somete a una caricia.
No sé de grandes cosas.
Y hasta ignoro lo que vale tu boca a precios de mercado. Ni siquiera sería capaz de calcularte en términos de euribor el porcentaje exacto de mordiscos que me tocan esta noche.
Me parece, mi amor, que están las cosas jodidamente mal. Así que ahora, vencido y cautivado por tus labios, me entrego a la derrota y abro nueva hipoteca a tu nombre y si es posible con vencimiento eterno entre tus piernas.
Rodolfo Serrano
2 comentarios:
¿Pero tú en que bolsa inviertes? jejeje, un placer ver que sigues por aquí.
Un beso
Aquí sigo forajido, jajaja.
Un besin,
I.
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